En el ojo de un tigre,
sobre una retina brillante,
un hombre sostiene sobre su pecho
a un niño desnudo y pálido.
En el ojo del hombre,
sobre una retina tensa,
un tigre acecha convencido
de que un hombre va a morir.
En el ojo del tigre,
un hombre siente miedo,
siente que su sangre caliente
hincha la mano que cubre el puñal.
En el ojo del hombre,
un tigre rodea la duna
por que desconfía del hombre
que, sin temor, desafía la muerte.
En el ojo del tigre,
el hombre avanza sin pausa
a la cita con su muerte
cubriendo el puñal con el niño.
En el ojo del hombre,
el tigre se agazapa y salta,
sin entender aún al hombre
que se ofrenda en sacrificio.
En los ojos del niño
un puñal se hunde en el corazón,
de un tigre dorado que ruge
y lo despierta de su sueño.